¿Qué es una pensión no contributiva?

Como su denominación indica, las pensiones no contributivas tienen una clara diferencia con las contributivas: haber contribuido o cotizado lo suficiente a lo largo de la vida laboral. Así pues, si nos preguntamos qué es una pensión no contributiva, podemos obtener la siguiente respuesta: “prestaciones económicas que se reconocen a aquellos ciudadanos que, encontrándose en situación de necesidad protegible, carezcan de recursos suficientes para su subsistencia en los términos legalmente establecidos, aun cuando no hayan cotizado nunca o el tiempo suficiente para alcanzar las prestaciones del nivel contributivo”1, tal y como explica detalladamente la web de la Seguridad Social.

¿Cuál es la finalidad de la pensión no contributiva?

Por lo tanto, podemos afirmar que este tipo de pensiones tienen como objetivo proporcionar un sustento básico a aquellas personas que, por razones de toda índole, no han podido cotizar o lo han hecho de manera insuficiente para acceder a una pensión contributiva. Es decir, se trata de una pensión con carácter asistencial que está destinada a cubrir necesidades básicas, asegurando así que ningún ciudadano quede desprotegido ante situaciones de vulnerabilidad económica.

Eso sí, dentro de la composición del sistema de pensiones español, de su gestión no se encarga el Gobierno directamente, sino que lo hacen los órganos competentes de cada comunidad autónoma y las direcciones provinciales del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) tanto en Ceuta como en Melilla.

Tipos de pensiones no contributivas

Al igual que ocurre con las pensiones contributivas, las hay de varios tipos. En este caso, tal y como expone el portal del gobierno La Moncloa, “las pensiones no contributivas pueden ser de jubilación o de invalidez2.

Pensión no contributiva por jubilación

Está dirigida a personas mayores de 65 años (o que llegan a la edad de jubilarse) que no han cotizado lo suficiente para acceder a una pensión contributiva de jubilación o que no dispongan de una “hucha” conseguida, por ejemplo, mediante un plan de pensiones. Como se puede deducir, se trata de una medida que busca contribuir a reducir la pobreza y la exclusión social entre los mayores.

Pensión no contributiva por invalidez

En este caso, la pensión está destinada a personas que presentan una discapacidad o enfermedad crónica que les impide trabajar, de manera que no disponen de recursos económicos para su sustento.

Requisitos para solicitar la pensión no contributiva

En ambos casos, los solicitantes han de cumplir una serie de requisitos que les permitan acceder a este tipo de pensión.

  • En el caso de la pensión no contributiva por jubilación, son: “tener 65 años o más en la fecha de la solicitud” y “residir legalmente en territorio español durante 10 años, entre los 16 años y la fecha de devengo de la pensión, de los cuales dos años tienen que ser consecutivos y anteriores a la solicitud de la pensión”, tal y como explica el portal del Gobierno2.
  • En cuanto a la pensión no contributiva por invalidez, los requisitos pasan por: ser mayor de 18 años y menor de 65 en la fecha de la solicitud; residir legalmente en territorio español durante cinco años (los dos últimos seguidos antes de la fecha de la solicitud); y tener una discapacidad o enfermedad crónica en un grado igual o superior al 65 %.

Eso sí, en ambos casos hay otros dos requisitos comunes, que son tanto o más importantes que los anteriores. El primero es carecer de ingresos o que estos sean inferiores a 7.250,60 € al año (en 2024)2, mientras que el segundo se refiere a la convivencia con familiares, ya que “la suma de las rentas o ingresos anuales de todos los miembros de su unidad económica de convivencia tienen que ser inferiores a determinadas cuantías”2.

En definitiva, las pensiones no contributivas juegan un rol clave para proteger a las personas más desfavorecidas mediante un ingreso básico pero esencial para la supervivencia y la no exclusión social.