Market timing o la dificultad de acertar cuándo es el momento de invertir

En el mundo de la inversión, uno de los pocos aspectos en el que los expertos se ponen de acuerdo, es en la dificultad que tiene saber cuándo es el momento adecuado para invertir en un activo. Es lo que se conoce como hacer market timing y es probablemente a lo que aspiran la mayor parte de los inversores.

¿Qué es el market timing?

En concreto, el market timing es una estrategia de inversión en la que el inversor intenta anticiparse a los movimientos del mercado y compra o vende el activo (o producto de inversión) en función de si cree que va a evolucionar al alza o a la baja. Para ello se suele realizar un análisis técnico y fundamental en el que se estudian diversos parámetros como; los beneficios del negocio, las previsiones de venta, la deuda que acumula la empresa… Así como algunos factores macroeconómicos que también pueden influir en el precio del activo. En definitiva, lo que se trata de conseguir a través de esta estrategia es lo que se busca en toda inversión, comprar al precio más barato y vender cuando el activo está en su máximo para obtener el mayor beneficio posible.

Cómo mejorar el market timing

Sin embargo, realizar esta estrategia es muy complicado, especialmente para inversores que no son expertos, ya que es muy difícil anticipar cómo puede evolucionar un activo. Además, los que se oponen a esta estrategia señalan que para una cartera a largo plazo no tiene sentido, que es más importante contar con una buena diversificación y centrarse en obtener rentabilidades consistentes, que en tratar de acertar cuando entrar o salir del mercado.

Inversión emocional

Además, para los inversores que no son expertos muchas veces influyen demasiado las emociones, dificultando la toma de decisiones racionales. Así, en momentos de mucha volatilidad y caídas generalizadas, como sucedió con el conflicto entre Rusia y Ucrania, tienden a vender las posiciones, aunque ello implique pérdidas para sus carteras.

Ante estas situaciones, lo más adecuado es contar con un experto que tome las decisiones más adecuadas para cada momento y perfil inversor, dejando al margen las emociones. Para ello, es perfecto contar con la ayuda de un roboadvisor, que analiza “fríamente” los datos. Este gestor automatizado de carteras realiza una gestión de activos mediante algoritmos, que permiten optimizar los procesos, las operaciones, el rebalanceo de la cartera o la información.1

Gestión automatizada y profesional, el binomio ideal

En el caso del servicio de inversión automatizada robadvisor, las decisiones adoptadas por la máquina están respaldadas por un comité de inversiones formado por expertos, que tiene en cuenta aspectos, como la evolución de los mercados o la política monetaria, para definir el riesgo de las carteras y su composición. Esta combinación, máquina y personas especialistas en inversiones, permite optimizar la toma de decisiones y tratar de maximizar el rendimiento.

Mediante la contratación del Roboadvisor, el cliente delega la gestión del patrimonio y permite que se gestione su dinero a través de carteras que invierten en diferentes activos o productos financieros. Para ello, disponen de varias carteras para los diferentes perfiles de riesgo, que van desde las más conservadoras hasta las más arriesgadas. Y todo ello con un bajo coste.

Esto permite que inversores sin experiencia y para los que es difícil realizar el market timing y la asignación de activos, puedan acceder a una gestión profesional, sin costes elevados y de una manera sencilla y eficaz. En definitiva, supone una democratización del asesoramiento y la gestión profesional de las inversiones.

Toda inversión conlleva riesgos, incluido ausencia de rentabilidad y/o pérdida del principal invertido. El valor de la inversión está sujeto a fluctuaciones del mercado, sin que rentabilidades pasadas generen derechos en el futuro.

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