¿Qué es el periodo de carencia en una hipoteca?

Si vas a pedir una hipoteca, hay un concepto que puede aparecer en tu contrato y que quizás desconozcas: el periodo de carencia. Se trata de una cláusula por la que puedes evitar el pago de las cuotas o parte de ellas durante un tiempo. Aunque no todos los bancos la ofrecen, es importante que entiendas cómo funciona, cuáles son sus ventajas y desventajas y si te puede beneficiar o no. En este artículo analizamos en profundidad el periodo de carencia en hipotecas.

¿Quién puede solicitar un periodo de carencia en una hipoteca?

Lo primero que debes saber es que la carencia es opcional. Es decir, ni todos los bancos la incluyen en sus hipotecas, ni en todos los casos estarás obligado a aceptarla.

A su vez, no todos los clientes pueden acceder automáticamente a un periodo de carencia hipotecaria.

Requisitos para solicitar carencia de la hipoteca

Generalmente, la entidad analiza cada caso para determinar si es viable ofrecer esta opción. Para ello, en cualquier caso, valorarán principalmente tres aspectos:

  • Situación laboral. Si has perdido tu empleo o, por otro motivo, tus ingresos se han reducido notablemente, tendrás más posibilidades de que te concedan el periodo de carencia en la hipoteca si la solicitas.
  • Situación familiar. Hay bancos que ofrecen esta opción a familias numerosas o a personas que están en situaciones de fragilidad económica.
  • Condiciones previas del contrato. En numerosas ocasiones, el periodo de carencia está estipulado desde el inicio en el contrato. Más aún en hipotecas de larga duración o para clientes con perfiles de bajo riesgo.

Por lo tanto, en la mayoría de los casos hay que justificar la solicitud para que el banco evalúe la viabilidad, incluso estando estipulada en el contrato inicial. O sea, que no es una opción que se otorgue siempre automáticamente.

¿Cuánto es el tiempo de carencia hipotecaria?

En cuanto a la duración del periodo de carencia en una hipoteca, este puede variar bastante. Sobre todo, en función de la entidad financiera y del tipo de préstamo.

No obstante, ciñéndonos a los préstamos hipotecarios, primero debes saber que existen dos tipos de carencia:

  • Carencia parcial. En este caso, durante el periodo de carencia, solo pagas los intereses del préstamo, mientras que el capital principal queda pendiente. A largo plazo esta opción resulta más costosa, dado que los intereses no pagados se acumulan a la deuda total.
  • Carencia total. En este modelo, no pagas ni capital ni intereses durante un tiempo acordado. Esta opción también incrementa el coste total del préstamo, dado que las cuotas no pagadas se seguirán acumulando a la deuda total.

Teniendo claras estas dos clases, la mayoría de las entidades te van a ofrecer normalmente periodos de entre 3 meses de carencia y 5 años, tanto para uno como para otro tipo. La oferta, a no ser que esté claramente recogida en el contrato, dependerá de tu situación financiera, de las políticas del banco y de la hipoteca que hayas firmado.

Eso sí, por lo general, un periodo de carencia hipotecaria implica un encarecimiento del coste total del crédito, dado que, por cada mes de carencia, el plazo total del préstamo se alarga y, por tanto, se terminan pagando más intereses. O sea, que se modifica el cuadro de amortización de la hipoteca.

¿Por qué pedir un periodo de carencia en la hipoteca?

Una vez explicado qué es un periodo de carencia de hipoteca y cuánto puede durar, la siguiente cuestión es cuándo se suele solicitar. El principal motivo para pedirla es la necesidad de reducir temporalmente las cuotas, lo que puede ser útil en diversas situaciones. Por ejemplo:

  1. Pérdida de ingresos. Como decíamos al inicio, si has sufrido una reducción significativa de tus ingresos, una hipoteca con carencia te puede dar un respiro económico mientras recuperas tu estabilidad.
  2. Cambio en los gastos familiares. En situaciones de gastos imprevistos o ante un aumento en alguna de tus responsabilidades financieras (como la llegada de un hijo), el periodo de carencia te permite destinar recursos a otras prioridades sin dejar de cumplir con el préstamo hipotecario.
  3. Inversión en otros proyectos. Hay quienes piden una carencia para destinar sus fondos a otras inversiones que consideran prioritarias o de urgencia.

De todas formas, aunque la carencia te exime de pagar parte o toda la cuota durante un tiempo, no olvides que tiene un coste adicional que abonarás más adelante.

Ventajas e inconvenientes de pedir un periodo de carencia en la hipoteca

Precisamente y para ser más concretos, a continuación, detallamos las principales ventajas y desventajas de optar por una hipoteca con periodo de carencia:

Ventajas

Inconvenientes
Menor carga mensual durante un espacio de tiempo determinadoCuotas más elevadas al finalizar la carencia
Permite destinar fondos a otras necesidades o proyectosMayor coste total de la hipoteca
Menos presión económica en momentos de necesidad Posible dificultad para gestionar las cuotas futuras

Por lo tanto, a la hora de solicitarla o no, piensa bien si te va a compensar económicamente a medio y largo plazo.

¿Qué alternativas hay para reducir las cuotas de la hipoteca?

Como has podido comprobar, el periodo de carencia es una de las opciones que tienes para reducir las cuotas de tu hipoteca en un momento concreto. Pero, si no quieres encarecer el coste final del préstamo, hay otras alternativas que te pueden ayudar a gestionar el pago de las cuotas sin tener que recurrir a la carencia:

  • Amplía el plazo hipotecario. Alargar el número de años de tu hipoteca puede reducir tu cuota mensual. Por contra, esta opción también aumentará el coste total en intereses.
  • Subroga o cambia la hipoteca. Trasladar tu hipoteca a otra entidad que te ofrezca mejores condiciones de interés es otra alternativa, aunque también puede acarrear gastos iniciales.
  • Amortización anticipada parcial. Consiste en pagar una parte o la totalidad del capital pendiente de la hipoteca antes de la fecha de vencimiento establecida en el contrato. Puedes optar por reducir el plazo o por disminuir la cuota mensual. Es ideal si tienes ahorros o unos ingresos extra.
  • Cambia a un tipo de interés fijo o variable. Cambiar el tipo de interés de la hipoteca es otra forma de ajustar las cuotas. Por ejemplo, si prevés una subida de los tipos, cambiar a tipo fijo te protege de futuros incrementos en las cuotas. Y a la inversa, cambiar a variable con los tipos bajos suele reducir la cuota actual.
  • Novación hipotecaria. La novación es, en resumidas cuentas, la renegociación del préstamo hipotecario entre el banco y el cliente cuando este último solicita cambiar las condiciones firmadas en un primer acuerdo. Puede ser de utilidad cuando se produce un cambio en el entorno económico.

En definitiva, el periodo de carencia es interesante si necesitas reducir tus mensualidades temporalmente. Sin embargo, por su impacto en el coste final de tu hipoteca, es fundamental que analices bien si esta opción es adecuada según tus circunstancias personales y tu capacidad para asumir cuotas más elevadas en el futuro.