Qué es la bolsa y cómo es el proceso de salida a bolsa de una empresa

Ya sea para conseguir fondos o para ganar visibilidad, la salida a bolsa es una opción que toman cada día miles de empresas. Pero ¿cómo es el proceso desde la toma de decisión hasta la cotización de sus acciones?

¿Qué es la bolsa?

Antes de nada, es necesario definir qué es la bolsa. Se trata, en esencia, de un mercado en el que se comercializan productos financieros y que sirve de punto de encuentro para los ahorradores que buscan una inversión y las empresas que necesitan capitalizarse1.

En la bolsa cotizan, principalmente, las acciones que estas compañías han registrado con el objetivo de que puedan ser compradas y vendidas por los inversores2, para lo cual deben cumplir con una cierta normativa3. El precio de los valores se determina a partir de la oferta y la demanda que haya en cada momento.

Cotizar en bolsa aporta muchas ventajas a las empresas, como tener una diversificación de sus fuentes de financiación, obtener una estimación de su valor actualizada a diario o garantizar ante la sociedad que cumplen con unos estándares de calidad4. Desde Bolsas y Mercados Españoles (BME) también destacan otros beneficios, como el prestigio que aporta cotizar en una bolsa determinada, el acceso a toda una comunidad inversora, la profesionalización y los incentivos que la empresa puede crear para sus trabajadores al darles oportunidad de participar en su capital.

El proceso de salir a bolsa

En el proceso de salida a bolsa de una compañía intervienen muchos agentes5. El principal es la propia empresa, pero debe contar con asesores legales y financieros que ayudan a su equipo jurídico a preparar toda la documentación necesaria que requieren tanto la Bolsa como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Otras figuras importantes por parte de la empresa son el coordinador global (entre otras funciones, diseña la operación, coordina a las entidades que participan y prepara la colocación de las acciones), los auditores (que deben auditar a la compañía y, si se requiere, realizar la comfort letter, una opinión sobre los datos contenidos en el folleto), las entidades colocadoras y aseguradoras (que promueven la venta de las acciones entre los inversores) y otros asesores, como los de comunicación.

También interviene en la salida a bolsa la CNMV, que es la autoridad encargada de la supervisión de los mercados de valores en España. Este organismo debe verificar que la compañía cumple con todos los requisitos necesarios para que se lleve a cabo el proceso y aprueba el folleto, entre otras funciones.

Por su parte, BME debe admitir las acciones e incorporarlas al mercado bursátil, mientras que Iberclear (depositario central de valores) incluye los valores en el sistema de anotaciones en cuenta y gestiona la liquidación.

Requisitos para salir a bolsa

La compañía debe cumplir con una serie de requisitos para salir a bolsa, como la idoneidad tanto de sí misma como emisora como de sus valores.

Además, antes de salir a bolsa, la empresa tendrá que realizar lo que se conoce como due diligence, que es un análisis financiero, legal y de negocio que permite conocer a la compañía a fondo. Es un proceso clave para redactar el folleto informativo y se realiza poco antes de ejecutar la operación.

Asimismo, la empresa debe preparar los acuerdos necesarios para la salida a bolsa (por ejemplo, solicitar la admisión de las acciones a la bolsa), crear una web corporativa y modificar los estatutos cuanto sea necesario para regular el funcionamiento de la junta de accionistas y del consejo de administración, entre otros trámites.

Más adelante, la compañía está obligada a presentar ante la CNMV tres documentos: los acreditativos del emisor y los valores al régimen jurídico aplicable, sus cuentas anuales auditadas de los tres últimos ejercicios y el folleto informativo.

Colocación y admisión

Después de todos estos trámites, llega el momento de la colocación. Si la compañía busca obtener recursos propios, colocará acciones nuevas (en lo que se conoce como Oferta Pública de Suscripción u OPS), pero si la intención de sus accionistas antiguos es deshacerse de su participación, se realizará una colocación de esos valores (Oferta Pública de Venta u OPV). A veces se combinan las dos opciones.

Lo normal es que la compañía realice un roadshow para reunirse con potenciales inversores interesados en sus acciones que servirá para sondear el interés y calcular cuál puede ser un precio de salida adecuado.

En el momento en el que ya se ha registrado y realizado la oferta, se procede a la admisión a cotización de las acciones en la Bolsa de Valores correspondiente, para lo cual la empresa debe entregar mucha documentación.

Según los cálculos de BME, todo el proceso puede durar unos cuatro o cinco meses desde que se toma la decisión de salir a bolsa y se presenta la solicitud hasta el toque de campana e inicio de la cotización en el mercado.

Lo cierto es que un proceso de salida a bolsa es muy complejo. Requiere de la intervención de muchos agentes y de la gestión de mucha documentación, lo cual responde al objetivo de los supervisores de que exista transparencia en el mercado y los inversores estén protegidos. Pero, sin duda, es un proceso que a la mayoría de las empresas les merece la pena por las ventajas que aporta.