Aprende cómo comprar acciones y cómo invertir en bolsa
La compraventa de acciones atrae el interés de toda clase de inversores, ya sean minoristas o profesionales, pues este tipo de inversión en bolsa es accesible para muchas personas. Operar en este mercado es relativamente sencillo, si bien antes de nada es necesario conocer cómo funciona la bolsa y qué aspectos se deben tener en cuenta.
¿Cómo funciona la bolsa?
La bolsa es un mercado en el que se comercializan muchos activos financieros, entre los que se encuentran las acciones. Se la puede considerar un intermediario entre los inversores que buscan colocar su dinero en un producto rentable y las empresas que necesitan financiarse.
En el caso concreto de las acciones, se trata de títulos que una empresa emite y que juntos conforman su capital social. Es necesario que los inversores que compran estos títulos a través de la bolsa conozcan cómo funcionan las acciones, ya que tienen unos determinados derechos, obligaciones y riesgos.
Entre los primeros se encuentran los derechos a cobrar dividendo, al voto en las juntas generales y a la impugnación de sus acuerdos, a recibir información sobre la situación de la compañía y a la suscripción preferente cuando la empresa realiza una ampliación de capital1.
En cuanto a sus deberes, los accionistas tienen la obligación de pagar por su participación en el capital de la compañía y, en determinadas empresas, como los bancos, a responder con su inversión en caso de quiebra.
Y es que el accionista corre el riesgo de sufrir pérdidas ante, por ejemplo, una evolución desfavorable de la compañía en bolsa, ante su desaparición. etc…
¿Cómo comprar acciones? El mercado primario y el secundario
En el mercado primario, al que también se llama mercado de emisión, se pueden comprar acciones a través de una Oferta Pública de Suscripción (OPS). Es una operación a través de la cual los títulos ven la luz y se venden por primera vez.
Otra opción consiste en comprar las acciones en el mercado secundario, que es el que recoge todas las demás compraventas. En este caso, los inversores negocian entre ellos las transacciones a través de la plataforma de la bolsa. De hecho, la gran mayoría de las operaciones bursátiles se realizan en el mercado secundario.
En España operan cuatro bolsas de valores, ubicadas en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, y utilizan como sistema de contratación la plataforma SIBE (Sistema de Interconexión Bursátil Español)2. La supervisión de este mercado corresponde a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)3.
¿Cómo invertir en la bolsa?
La CNMV establece tres pasos para comprar o invertir en acciones de la bolsa4. El primero de ellos tiene lugar antes de comenzar a invertir y consiste en tener bajo control la planificación financiera individual (gastos, ahorros, endeudamiento, fondo de emergencias y cobertura de seguros).
En este sentido, desde el supervisor recomiendan analizar la propia situación financiera y no invertir en bolsa ni el dinero que se debe destinar a reducir el endeudamiento a tipos de interés muy altos (como el derivado del uso de tarjetas de crédito o la concesión de préstamos al consumo), ni el que debe conformar el colchón de seguridad (la hucha que se destina a gastos imprevistos), ni el que se vaya a necesitar a corto plazo.
Además, antes de invertir en bolsa es necesario conocer cuál es el perfil del inversor: conservador, equilibrado o agresivo. Es clave tener claro cuánto riesgo se está dispuesto a asumir antes de lanzarse a invertir.
El segundo paso tiene lugar en el momento de invertir. Una vez se ha evaluado el perfil del inversor, el riesgo que está dispuesto a asumir y la cantidad de dinero que quiere utilizar, se procede a realizar la inversión.
Para ello es necesario elegir un intermediario, abrir una cuenta de valores y transmitir a la entidad las diferentes órdenes de compra y de venta de acciones, en las que deberá especificar el valor en el que tiene interés, el precio objetivo al que quiere realizar la operación y el plazo para llevarla a cabo.
Es importante asegurarse de que el intermediario financiero elegido está registrado en la CNMV y autorizado por el supervisor para prestar servicios de inversión. La CNMV cuenta con un buscador online en el que se puede realizar esta consulta5.
Además, hay que tener en cuenta las comisiones que cobran los intermediarios (ya sea por la apertura de la cuenta, por la custodia de los valores o por la realización de la operación) y los costes de contratación y liquidación (como los cánones de la bolsa o el Impuesto sobre las Transacciones Financieras). La CNMV destaca que es importante conocer estos gastos de antemano, dado que reducen la rentabilidad final de la inversión.
Una vez se abre la cuenta de valores, hay que tener en cuenta que estará vinculada a una cuenta corriente, de la que sale el dinero que se destina a la compra de títulos, el pago de comisiones y la recepción de dividendos.
¿Cómo funcionan las órdenes de compra y venta de acciones?
Cuando se quiere comprar acciones basta con comunicárselo al intermediario financiero, dar la orden en persona, por teléfono u online. En la actualidad, la mayoría de los brókeres ofrece plataformas para cursar las órdenes, lo que permite al inversor hacerlo él mismo desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Hay varios tipos de órdenes, como por ejemplo:
- Limitadas, en las que se establece un precio máximo para la compra y mínimo para la venta.
- De mercado, se realizan al precio que estipule en esos momentos el mercado.
- Por lo mejor, donde la negociación se realiza al mejor precio de contrapartida en el momento en que se introduce la orden6.
En todo caso, el inversor debe elegir cuál es el tipo de orden que se ajusta más a su objetivo.
El último paso que fija la CNMV consiste en hacer un seguimiento de la inversión, poniendo el foco en aspectos como el rendimiento de las operaciones, la política de remuneración de las compañías en las que se ha invertido (el pago de dividendos), los cambios en el perfil propio de inversor (por ejemplo, si se pasa de conservador a agresivo) y las modificaciones de la situación de los mercados que pueden afectar a su inversión, como las subidas de los tipos de interés, entre otros.
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