Propósitos de Año Nuevo: mejorar tu salud financiera
Cada año es habitual hacer una lista de buenos propósitos de Año Nuevo: apuntarse al gimnasio, a clases de algún idioma, sacarse el carnet de conducir o dejar de fumar se encuentran entre los más habituales. Algunos de estos objetivos también suelen colarse entre los deberes del inicio del curso que se marcan en septiembre, pero que tras no haberse cogido el hábito se repiten en enero. Lo importante para conseguirlo es marcarse unas pautas correctas y, especialmente, según dicen los expertos, unos objetivos que se puedan alcanzar y permitan no frustrarse en el intento.
Propósitos de Año Nuevo y la salud financiera: una combinación perfecta
Los propósitos de Año Nuevo ofrecen una excelente oportunidad para mejorar la salud financiera, ya que permiten establecer metas claras relacionadas con tu dinero. Qué importante es tener un control adecuado sobre los ingresos y los gastos, y estar preparado ante los imprevistos. Una buena salud financiera proporciona seguridad, tranquilidad y libertad para planificar el futuro.
Al fijar como objetivo la creación de un “fondo de emergencia” o bien una cantidad de dinero para proyectos a largo plazo, como la compra de una vivienda o la jubilación, por ejemplo, se promueve la disciplina financiera y se fomenta el hábito de apartar una parte de los ingresos de manera regular. De esta manera, mejorar la salud financiera no solo mejora las finanzas personales, sino que también brinda mayor tranquilidad y seguridad en el largo plazo.
En el caso del ahorro en cuentas o depósitos, o la inversión en fondos de inversión o en bolsa, esta máxima se traduce en la necesidad de destinar una cantidad asumible, que no se necesitará a corto plazo y que permita darse algunos caprichos. Para ayudar a sobrellevar esta situación, algunas entidades ofrecen la posibilidad de destinar la cuantía que se quiera y con la temporalidad que se desee, es decir, de realizar aportaciones periódicas y, por supuesto, modificarlas o darlas de baja cuando sea oportuno.
También es recomendable marcarse objetivos y plazos temporales. Por ejemplo, si se ahorra para mantener el nivel de vida tras la jubilación, el horizonte temporal es a largo plazo y el objetivo de complementar la pensión pública llevará implícito obtener una rentabilidad determinada, que variará en cada caso según los años que falten para jubilarse y de la cuantía de la pensión que presumiblemente se va a cobrar. Por el contrario, si el objetivo es ahorrar para comprarse un coche, probablemente el horizonte será a corto o medio plazo y la cuantía mucho menor.
Otro buen propósito de Año Nuevo, que tanto los inversores experimentados como los que se estrenan en este terreno deben cumplir, consiste en ser consecuentes con su objetivo temporal. Las inversiones pueden experimentar caídas de su valor (al igual que subidas) a lo largo de un ciclo. Aunque es cierto que los inversores deben estar informados y conocer sus inversiones, cuando se invierte a largo plazo es lógico que se registren varios ciclos de mercado. Por ello, analizar a diario el valor liquidativo de un fondo o la evolución de una acción es contraproducente para el inversor, que puede asustarse y deshacer la posición, en el momento de mercado menos adecuado.
En función del perfil de riesgo de cada persona habrá que elegir los productos más adecuados para canalizar nuestro dinero. Para ayudar en esta tarea, hay entidades que disponen de servicios de inversión automatizada, que facilitan las estrategias y herramientas para conseguir cada uno de estos objetivos, ajustándose al perfil y plazo de inversión de cada cliente, como por ejemplo, el roboadvisor de Openbank. No obstante, eso no quiere decir que— como se ha mencionado anteriormente— no se conozca su inversión, sino todo lo contrario. Hay que ser conscientes de los potenciales riesgos derivados de su inversión y de su evolución.
Independientemente de cuáles sean estos, desde Openbank les deseamos un Feliz Año Nuevo y que no solo se cumplan sus propósitos, sino también todos sus deseos.
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